La poesía de Juan Ramírez Ruiz como trayectoria mito poética. Fredy Roncalla

Este articulo ha aparecido como " Del Jubilo a Hanan: la poesía de Juan Ramirez Ruiz como travesía mito poética" en  Revelacion en la senda del Manzanar: homenaje a Juan Ramirez Ruiz. Pakarina Ediciones/ Hawansuyo 2016



 La poesía de Juan Ramírez Ruiz  como trayectoria mito poética

 

Fredy Amílcar Roncalla

Hawansuyo

 

 

Al empezar invoco a los espíritus de Hanaq Pacha,

 que  acojan a nuestro kapaq wayki y guía Juan Ramírez Ruiz 

en las dimensiones de sabiduría  

que él, camino a casa, vislumbró en su poesía. 

 

Esta plegaria es eterna.

 

Pero nombrar  no es suficiente.

                                                   Sin palabras,

Comenzar sin palabras

                                        He aquí una tarea santa,

He aquí una ocupación cristalina

 

Juan Ramírez Ruiz

 

Hace un tiempo,   movido por el deseo del poeta cubano neoyorkino Raoul Sentenat de hacer a Juan Ramírez Ruiz un homenaje en  la revista Avenue BE,  volví a leer su obra completa.  Una vez más quedé deslumbrado por la totalidad de su proyecto. Por  cómo Un par de vueltas por la  realidadhabía articulado  el arte poética  de su época; por  la radicalidad novedosa de   Vida Perpetua; y por la ampliación de ese proyecto en Las  armas  molidas. Libro donde el poeta emprende un viaje casi shamánico en el universo visionario andino y amazónico, que lo lleva a trascender no sólo la linealidad  de la escritura, sino  proponer, acto radical,  un nuevo alfabeto basado en las tradiciones sígnicas de los pueblos originarios.  

            La meta de este ensayo es  contribuir al área de estudios de la poesía de Juan Ramírez Ruiz.  Para ello es necesario recoger   la conmoción estética de las primeras lecturas, con reflexiones posteriores de carácter más conceptual.  Elijo Vida perpetuacomo punto inicial. Aparecida en 1978,  Vida perpetua  sorprende porque Juan ha pasado del tono  -que pudo continuar con éxito por tratarse de un estilo logrado- épico, narrativo y abiertamente político de  Un par de vueltas por la realidad  (en adelante UNPDVPLR),  a un despliegue de poesía espacial en donde la gran mayoría de los versos  son unidades poéticas en sí, pero abiertas  a una concatenación  simbólica mayor. Responden a la doble dinámica del cuidado del verso individual, pero tomando en cuenta  no sólo la unidad del poema que los incluye sino del libro como totalidad. Es poesía concreta. En el momento de concepción  y escritura de Vida perpetua,   inmediatamente después de UNPDVPLR,la poesía espacial y concretas no eran nuevas. Como lo haría notar Juan en Las armas molidas,  hay poesía concreta, y  ciertos signos que le es posible abstraer como base de una escritura no occidental  en los ordenamientos semióticos y simbólicos  de los pallares, tejidos,  y ceramios   de las tradiciones indígenas peruanas[1], así como en las concepciones  cósmicas, geográficas y sociales de la dualidad espacial del Ande y la Amazonía. En el ancho mundo hay poesía concreta en los signos cuneiformes,  en la escritura  en las mezquitas árabes,  en la caligrafía sacra de los textos fundacionales del cristianismo, y en la abstracción ideográfica de alfabetos antiguos como el chino y el japonés. Pero yendo a instancias  más cercanas a Vida perpetuahay precedentes en Mallarmé,  Dadá,  Apollinaire, Pound,  Cummnigs, los concretistas brasileros, las notaciones musicales alternativas de John Cage,   y Octavio Paz.  En el Perú la espacialidad escritural viene de Wamán Poma,  Oquendo y Amat[2], Jorge Eduardo Eielson,  Alejandro Romualdo, etc.

            Pero si  aquí  se  usan espacios en blanco y ordenamientos gráficos para darle  mayor densidad al poema, éste   todavía se rige por el ordenamiento lineal que había caracterizado a la escritura y el pensamiento occidental hasta el momento. La propuesta de Juan  Ramírez Ruiz    intenta trascender esa linealidad  radicalmente, sacrificando incluso el brío rítmico de UNPDVPLR. Acaso porque constata que si bien el eje denotativo de la poesía política tiene  en el horizonte mental de los años setenta el lugar preferido del  vanguardismo, el verdadero acto liberador es  romper el ordenamiento lineal de la escritura, que  es una herencia colonial. Es una propuesta que antecede la irrupción postmoderna y el posterior agotamiento de sus posibilidades liberadoras debido a los  abandonos de militancia, el poder disuasivo de la represión, y la estética del terror.

            Una mirada rapida aVida Perpetua  permite ver que  los recursos usados por  Juan   aumentan la complejidad de la lectura llevando a que ésta deje de ser  ejercicio lineal.  Cual aforismos que remiten  a tradiciones luminarias de una novedosa evocación mítica[3]que uno está por recordar, sus poemas son enigmas y su lectura acto de aprehensión de un haz semántico que puede variar la próxima lectura.  Deben ser performances ritual estéticos dirigidos a cambiar el espíritu[4]. Para lograr esto  usa    números, signos de puntuación, mayúsculas y minúsculas,  fragmentos de partituras, figuras geométricas,  flechas,  medidas, distancias de lectura, y  signos creados por él  a fin de encender la percepción estética sin limitarse a las palabras. Dentro del ordenamiento lineal se  crean poemas dentro de otros,  trastrocamientos sintácticos,  exploración de posibilidades de otra significación de frases y palabras, poemas paralelos, simultáneos, líneas poéticas pasando hacia abajo por un punto de  un flujo horizontal que se le cruza, permutaciones de palabras, aves poéticas que se adelantan varios versos y regresan arriba sin cambiar la temporalidad poética, frases maleables al infinito eligiendo un número, o siguiendo las indicaciones del autor. Todo ello conduce a la lectura como un acto de iniciación, de alquimia, de geometría y algebra poética. Es decir, un intento de exploración y liberación  infinita del lenguaje, la poesía y por ende del ser humano, como explica  a Octavio Paz en una carta a propósito de “Dodecaedro”

            De estos poemas  a los que suelo volver  son  “Discusión”,  “Prowilmith”, “Traducción de las  aguas que corren”, “Ikiru” y en menor medida, “Tratado del Paisaje”.  No los entiendo del todo. Y tal vez eso sea lo menos importante. Porque hay algo en ellos que capta e invita a otro lugar. Y es la exploración  del yo poético y  las fuentes  a las que alude sobre las posibilidades y necesidad militante, revolucionaria,  de la sabiduría y el cambio a través de la palabra.  Ahí parece haber un  juego entre la evocación de sabiduría antigua –abierta a la tradición occidental, como diría Armando Arteaga-, la imposibilidad de plasmarla del todo, la constatación y lucha contra las articulaciones alienantes del status quo, y la búsqueda de un nuevo lenguaje como acto de curación y liberación social. Es,  siguiendo los trazos de la “Poesía integral”, un arte poética ligada no tanto a la producción literaria individual, como a las del plano poético y liberador del espacio  social.  La poesía como registro de la poética alienante de un espacio sociocultural concreto y como poética de liberación social y humana. Tensión dialéctica cuya resolución lleva al poeta, ya no como autor individual sino como  héroe cultural,  al otro lado del lenguaje y la escritura alfabética. 

            Vida perpetuaantecede a su época y es el primer libro poético postmoderno en el Perú. El agotamiento del proyecto postmoderno  frente a la tenaza neoliberal y  postmarxista,  no permite valorar  en los momentos primigenios  del postmodernismo ciertas dimensiones seminales que  considero importantes: A) sus posibilidades liberadoras desatadas a partir de la crítica de modernidad y la linealidad occidental, eurocéntrica y capitalista; B) la importancia de las márgenes en la generación del  discurso estético y político; C) su momento de inserción en la coyuntura cognitiva global  cuando, a gracias a las tensiones entre el estructuralismo y el marxismo, la dimensión utópica puede apoyarse en el lenguaje como lugar de cambio; E) la posibilidad de  crear nuevos espacios de enunciación indígena  mas allá de  lo moderno colonial. Por ello es necesario revaluar el proyecto de  Vida perpetua  como acto precursor a los puntos mencionados[5]. Siguiendo  los postulados de “Palabras urgentes 1” y “Poesía integral”,  el propósito de Vida perpetua es  cuestionar radicalmente la linealidad occidental asumiendo la poesía como acto de vida y praxis antisistémica, hasta  incluso intentar liberar a la poesía de los  anclajes de la escritura alfabética. Es la gran coincidencia con el proyecto postmoderno, que en el Perú se abre  con Vida perpetua. Su obra  mantiene sin compromisos y profundiza el mismo rumbo hasta después de la cooptación de la teoría postmoderna, con una metódica racionalidad poética y espiritual que no cae en la  tentación  de la carnavalización del lenguaje y la teoría, que   entró con fuerza  tras la traducción al ingles y publicación de Bahjtin casi al mismo tiempo que Vidaperpetua.  Si en UPDVPLR   los recursos del lenguaje, del verso libre recogido de la calle y la experiencia cotidiana, son todavía dependientes de la linealidad occidental, en Vida perpetua, libro de tránsito,  esta linealidad se cuestiona para explorar de raíz  las posibilidades liberadoras reclamadas, yendo hasta un extremo que el final son una serie de símbolos evocadores desprovistos de referente alfabético. Queda indagar si Vida perpetua  plasma los postulados que en UPDVPLR  se ponen  en la parte teórica, acaso como muestra que el poeta ya  necesitaba rumbos más abstractos: “La tarea entonces, es la utilización de palabras vivas, la revitalización de las palabras en estado de cáscara; luego nos orientaremos a  la aprehensión        de lo “esencial-cotidiano” necesario para la enunciación de lo definitivo. La revelación de  lo “esencial-cotidiano” y de lo efímero expresado en una alternancia continua producida por el tiempo y el espacio individual y ampliado por la consubstanciación, con la problemática          común de los pueblos, es fundamental para la edificación del nuevo edificio verbal”.[6]Algo que en Vida Perpetua resuena como: “Y ya no hay nada que respirar/ya no hay nada que beber/el valle va, el desierto viene y se reja:/zaña de oprobio que no es hazaña, al poder la lengua dota su esplendor,/ de Utopía el alfabeto me aleja”[7]. También: “Y no basta el conocimiento./ La belleza no es suficiente./ Lo importante es una mesita, el parto de los montes,/ la sabiduría expuesta como el pasto/ y lo que bien ludicas guiando este pasto”[8]

            La primera vez que supe  de Juan Ramírez Ruiz fue escuchando el poema LE QUITARON LA CIUDAD A MARIO LUNA[9], leído  por  Pablo Guevara. He vuelto a leer el poema y veo que el poeta predice su propio final mencionando  el puente Virú camino al puente Santa. Lamentables y terribles,  esos son niveles visionarios que no entendemos del todo. Pero ahora hay que prepararse para el júbilo y el asombro  de UPDVPLR que, junto a Kennakort y valium 10del buen Jorge Pimentel diera inicio a Hora Zero[10].  Publicado en 1971 por Ediciones Hora Zero,    UPDVPLR consta de  seis capítulos poéticos al interior y dos secciones teóricas en la entrada y salida.  El segmento de entrada contiene las conocidas “Palabras urgentes”, y en el de salida el importante ensayo sobre “Poesía integral”. Si bien ambas secciones se encuentran en las márgenes del cuerpo poético del libro,  son quizás los textos más  discutidos de Juan. Lejos de ser un detalle pasajero, que  las márgenes textuales, como haciendo eco a una necesidad de poetizar lo no central y oficial, van creciendo en importancia hasta que en Las armas molidasdan lugar a la escritura hanan,  no debe dejarse de lado.

            El capítulo primero,VIA FERREA,  comienza con EL JUBILOun poema celebratorio de ritmo intenso y continúa con   un MANUAL DE FERROVIARIOSdonde se indica que  el todo es más que las partes y que es deber del  conductor poner la máquina en buen estado. En los siguientes seis poemas, escritos en verso largo  con una sintaxis  coordinada  en las micro unidades pero  acusando sobresaltos en los giros temáticos y rítmicos, de collage,  el poeta se presenta como  el cuerpo vital, sano y jubiloso que  es tanto el conductor como la máquina poética misma en un viaje de norte a sur. En cada estación de  viaje el poeta hace  una crónica de su corporalidad como ofrenda y  da cuenta de diversos registros de la realidad, muchas veces deprimente y alienada. Esta realidad  debe ser cuestionada por el tono épico del poema,  que  es un foco de 12000 voltios alumbrando “Aquí, y en el 10 de enero, lo que es Elena o Raúl hacia dentro/ que sea Elena o Raúl en el 10 de enero hacia fuera”.  Tanto entonces como ahora, la lectura de estos poemas despierta una  sensación de familiaridad, de que si bien el viaje del poeta  es de Chiclayo, pudo  haber sido  desde el sur, o del centro hacia Lima. Porque de lo que se trata, como percibe Juan Zevallos, es de la irrupción de la poesía provinciana migrante en la  ciudad  letrada. Y en sus calles, que son la nueva paqarina de la realidad poetizable.  La calle marginal como fuente  de  lo poetizable es el gran  legado de UPDVPLR, que junto a la necesidad de un arte completamente nuevo y fuera del sistema, articula  la metáfora central o el arte poética de la época.

            En MEDIA DOCENA DE INCONVENIENTES POR REMEDIAR[11],librada favorablemente la primera batalla con el  estilo, los poemas   cortos y mesurados ganan en profundidad y empatía con el prójimo. Si VIDA FERREAes del Yo, MDDIPRson del Tú, del prójimo. De su realidad desgarrada,   por la cual el poeta muestra gran compasión.  Aquí el ritmo cabalgante de las otras secciones da paso a un registro de corto aliento pero con un lenguaje renovado.  En  LE QUITARON LA CIUDAD A MARIO LUNA  Juan logra describir  la tragedia de Mayo del 70 sin mencionar ni una sola vez la palabra terremoto. En los poemas tres, cuatro y cinco, habla de la  desolación de tres mujeres en situación límite con palabras mundanas poetizadas: “y además/ ya perdió toda la serenidad”;  “va a tener hambre y frío otra vez/ y seguramente va a perder peso”; pero “te voy a encontrar para que nadie diga/ que es imposible/  la amistad en este mundo Irma Gutiérrez”.   La poetización que  gira en torno al yo  en VIA FERREAes  un momento de iniciación. Se trata de la búsqueda de un yo  limpio y vital,  de  empatía con el prójimo que encuentra en la autopista y en la calle, o del compañero  que también hace de ella la paqarina  o fuente de su oficio, como se ve en CONOZCO A JULIO POLAR, el último de los inconvenientes por remediar.

            La próxima sección,TODOS LOS DETALLES DE UNA EXPERIENCIA REPETIDA DURANTE DIAS MESES Y AÑOS[12]  es precedida por  una ILUSTRACIONque  señala la nueva belleza como un problema colectivo. Aquí se trata de la in-posibilidad de diálogo y  amor  en los escenarios de la cotidianeidad  popular de jóvenes urbanos o en tránsito. En EL UNICO AMOR POSIBLE ENTRE UNA ESTUDIANTE DE LA ACADEMIA DE DECORACION Y ARTESANIA Y UN POETA LATINOAMERICANO, un texto  de largo aliento, hay  un interesante dialogismo inicial entre los amantes “yo maldigo el día domingo/ murió en el mar mi novio por cinco años” que pasa a la  indagación  de las posibilidades de integración entre Yo y el Tú hasta un punto en que uno no sabe quién es quién, “Y aquí conmigo tú me falta un brillo”.  En  20 DE ENEROse trata  de una batalla campal entre los familiares del poeta y unos “cabrones”  de Chiclayo. De  esta sección suelo releer   la claridad descriptiva, cinemática, de  25 MINUTOS EN PUERTO SUPE, y  POEMA PARA LOS 22 AÑOS DE AGUEDA,una crónica de amor en la que la amante se sueña acompañada mientras entra  sin retorno al  Pacífico, y la luz del cuarto del poeta está apagada.  En estas viñetas de  soledad trashumante   citadinos y  viajantes son retratados con  pinceladas precisas por una voz poética que  en cada momento es conciente de su labor, por que en ILUSTRACION No 2 (ASUNTOS PUBLICOS)conmina  “ama tu tenacidad/ama tu abnegación/ama tu amplitud”. Cualidades necesarias para abordar el poema UPDVPLR  .

            En este conocido texto  la calle equivale a la realidad que no sólo alimenta el poema pero también es parte de él, como cuando un autobús de la línea 32 pasa por ahí, Jorge Najar llega con  ríos cortos o el poeta abre un parque dedicado a Van Gogh. La calle-realidad, que iría a  privilegiar la marginalidad social y existencial como locus poético, es  por donde debe pasar la  vitalidad  de la voz poética  que,  para   integrar los diversos ritmos de la ciudad con un arte nuevo que viene de la poetización del habla y la cotidianeidad popular,  intenta una serie de juegos  recíprocos entre poesía y realidad combinando  al yo poético con un dialogismo con Pedro Álvarez, Fita, o grupos de interlocutores no nombrados   entre los cuales  está el lector mismo. Este es conminado a ver la realidad con otros ojos. Porque “aquí los fuertes llevaremos descuidadamente el cuerpo/ seremos totalmente expansivos; porque del tamaño de la época/ las exigencias seguirán frecuentándonos sin tregua, antes, antes/ mucho antes/ de entrar en la ausencia  o en el apremio inevitable”. 

            Presentado como la primera parte de un poema integral cuya continuación no se conoce,  UPDVPLR  integra varias   viñetas  a manera de avisos y anuncios de verso corto a medida que trascurre la temporalidad del poema  con versos largos que, como variaciones de jazz,  discurren en diversos planos de la realidad. Todos en verso libre poético y político, de ruptura, hasta prosaico, pero sin caer  en lo panfletario y llevando al lector de un plano a otro con la facilidad de una manera de poetizar ya lograda. Si bien necesita un estudio aparte como unidad estética en sí, es posible  contextualizar UPDVPLR  dentro de su momento. Según Blas Puente, se puede estudiar  la poesía de Juan Ramírez Ruiz en relación a lo producido en su momento por Enrique Verástegui y Jorge Pimentel  en un nuevo tipo de poesía política que  recoge el habla popular pero no repite los lugares comunes de las generaciones anteriores. Esto mismo se podría rastrear en  textos aparecidos en la famosa antología Estos 13, en la producción  de Hora Zero, las diversas voces de la generación del 70, los escritos  de Pablo Guevara, y en el  recordado   Cesáreo Martínez.

            En el poema que da título al libro, Juan Ramírez Ruiz ha registrado la poética  del momento poniendo en práctica  lo articulado en el ensayo POESIA INTEGRALque va al final del libro. Una lectura atenta de estos textos da la impresión que UPDVPLR es la  aplicación al pie de la letra del ensayo. O tal vez es a la inversa. Pero si es posible decir que la continuidad entre el ensayo y el poema es evidente en un UPDVPLR, lo mismo no parece suceder con Vida perpetuaLas armas molidas,  por lo menos a  nivel superficial. Viendo más al fondo, lo cierto  es que  en los tres textos hay una dialéctica entre diferencia y continuidad basados en los cimientos  puestos no sólo en el ensayo y las entrada de UPDVPLR  –los textos marginales jugando un rol central-, pero en los poemas mismos. Valgan un par de ejemplos.  Si ya en   TLDEDUERDDMYA habíamos visto in-diferenciación entre el tú y el yo,  en  UPDVPLR  el dialogismo lleva a la búsqueda  de un nuevo arte que bordea zonas mas allá  del alfabeto y el lenguaje mismo “amor mío amor mío amor mío crehunde maharen prunxenece uh ay”.  Estos y varios otros motivos radicales se profundizan en  los dos libros posteriores. Toda la obra del poeta como héroe cultural cosecha de las semillas iniciales, pero la búsqueda es profunda e infinita como debe ser cuando se quiere cambiar las  cosmo-palabras del cosmo-lenguaje para llegar a la Escritura Hanan camino al centro o a la marginalidad total. Porque el final del ensayo POESIA INTEGRAL el poeta visionario plantea un Desafío: Siga. Pero diferente[13].

            Y fue lo que hizo.  Hay un gran cambio  entre el primero y segundo libros del poeta. Y los pocos poemas que publica en alguna que otra revista no acusan  huellas estilísticas de  UPDVPLR. Ya se ha intentado una  respuesta  esquemática al cambio entre los dos primeros libros. Luego, sin ánimo de hacer la necesaria biografía de Juan,  me parece importante contextualizar el momento artístico y poético en el largo periodo que separa a  Vida perpetua(1977) de  Las armas molidas (1996).  

            Si para Octavio Paz el 68 es el  año axial que abre los grandes horizontes  contraculturales y antisitémicos en el arte y la cultura, la búsqueda de la integración orgánica entre el arte y la política tiene en el Perú  su punto de quiebre en  1980 cuando la izquierda oficial llega a su límite con el fracaso de ARI, y la izquierda armada   nos muestra hasta que punto puede el dogma ser el preámbulo del terror. Si en Palabras urgentes (2) Juan deslinda con la oficialización de un movimiento al cual ya no pertenece pero  fue su teórico,  en un proyecto más amplio,  de la Unión Libre, convocado  por Hora Zero en torno al rol del arte en el cambio social, Juan  no acepta la posible subordinación del arte al partido, resistiendo una tentación muy común al momento. Luego del complejo proceso de deconstrucción de la verdad única del partido y derechización local y global del pensamiento,  en relación al arte uno podría estudiar la resistencia de  los movimientos  artísticos  radicales  en contraposición cn poéticas  que  privilegian el tono personal y lírico. Pero un subtexto muy importante de esta historia consiste en el acercamiento de intelectuales y artistas  a  la causa indígena. 

            En el momento actual, cuando la equivocada legislación oficial quiere deshacerse de las tierras comunales amazónicas e indígenas, nada más claro que la protesta contra esta pulsión genocida que la respuesta de pueblos y dirigentes indígenas -articulando su reclamo desde espacios de enunciación en plena deconstrucción del tradicional lente de otredad impuesto desde esferas de conceptualización oficiales-, y de importantes intelectuales y creadores que no vacilan en definirse como indígenas para plantear, desde ahí, la defensa de los derechos ancestrales  de un sector importante de la ciudadanía.

            Juan Ramírez Ruiz es una de las voces precursoras de este importante cambio.  Producido en parte por la mediación  de la violencia racista de la guerra civil que  muestra al país  su rostro indígena a través del terror, este viraje genera en la mas sensible intelectualidad de izquierda reacciones iniciales de reconocimiento del “otro” desde un punto de vista aun externo – como en  Buscando un Incade Alberto Flores Galindo- que no logra superar la imposibilidad ontológica de hablar  de lo indígena en primera persona. Trascendiendo las limitaciones de la ciudad letrada, la obra  de Juan Ramírez Ruiz va muchos pasos adelante al mostrar en Las Armas Molidasa  pueblos y seres indígenas  como sujetos dialogantes y articuladores, desde el yo poético y colectivo,  de la escritura y dimensión Hanan, que serían la síntesis  de la búsqueda de un lenguaje liberador de la carga colonial de la escritura alfabética.  Dicho en otras palabras: es en el espacio creativo indígena donde se resuelve la búsqueda mito poética del héroe cultural, que vuelve a articular, mucho antes que los pueblos amazónicos lleguen a ser la voz política más importante del país, metáfora central de la época.

            Un estadío importante de este proceso es el paso de Juan Ramírez Ruiz por la revista Pueblo Indio, de la que era corrector de estilo a inicios de los ochenta, y por el centro de culturas indígenas Chirapaq donde  trabajó por varios años y estuvo al tanto de la publicación de Tanteo punto chaykuna valen. En este importante libro, el tayta Ciprian Puthuri,  líder espiritual de la comunidad Quechua de Willoq en las alturas de Ollantaytambo,  habla desde el “yo” de la dimensiones  hanan, kay y uku que son centrales en la poética del autor de  Las armas molidas.  

            Otro libro importante publicado en este largo lapso es la edición crítica de Nuevacorónica y buen gobiernode Wamán Poma de Ayala por John Murra y Rolena Adorno.  Secuela  de esta publicación es la lectura espacial de la página escrita con  categorías andinas hecha por Rolena Adorno como preámbulo a una forma no lineal de comprender los escritos de quien, en su momento,  había demolido radicalmente la escritura colonial. Pero por haber trabajado con el cura Albornoz en la  represión del Taki Onqoy, Wamán Poma no tenía la simpatía del poeta, que prefería a Juan Choqne. El Taki Onqoy fue un movimiento de rebelión, revitalización y curación espiritual anticolonial andina liderado  por  Juan Choqne al sur de Ayacucho alrededor de 1465. Juan Choqne es  mencionado apenas por Wamán Poma, pero tiene papel estelar en el temprano libro Mesianismo y mundo Andino  editado por Juan Ossio a fines de los 70[14].  

            En 1983, Carlos Milla Villena publica Génesis de la cultura Andina, un estudio de la astronomía y ciencia andina a partir de la observación de la Cruz del Sur. En este libro,  presentado por la editorial Pueblo Indio,  se sostiene la importancia de esta constelación como eje de orientación cósmica, a partir del estudio de un mapa cósmico del Korikancha dibujado por Pachacuti Yamqui.   Otro dibujo de Pachacuti Yanqui en la misma crónica Relación de las antigüedades deste Reyno del Pirurevela a Juan Ramírez Ruiz la matriz tretrasimbólica de la que habla en Las armas molidas, quizás del mismo modo que ayuda a cimentar  la noción que los caminos del héroe cultural se dirigen al Gran Sur, que  es el Perú en dimensión Hanan. En  1987  Mario E. Osorio Olazábal publica Estructuras de observación Chaupin, que es un estudio cosmológico a partir del análisis del ordenamiento arquitectónico y la división por mitades  complementarias alrededor del medio o chawpi en la ciudadela de Chavín. No se cuál ha podido ser la influencia de este libro en Juan Ramírez Ruiz, pero cabe  señalar que aquí también hay un esfuerzo por decodificar órdenes semióticos  que  podrían ser parte de  una suerte de cosmopoética espacial a partir de las tradiciones indígenas del Perú.

            En rigor, hay toda una tradición poética en torno a lo indígena, tanto en Quechua  como en español, que se inscribe en el tono épico elegiático inaugurado por los poemas quechuas de Arguedas y continuados en Mitologíade Tulio Mora,  la  Oración al Wamanide  Cesáreo Martínez y    Jooor! de Feliciano Mejía. En todas estas entregas el plano mítico está presente y queda   ver las coincidencias y diferencias entre ellas y la poesía conceptual, multívoca, multilineal y epistémica de Juan Ramírez Ruiz.  En todo caso, un puente entre  ambos espacios  se da en Wiñay wankana/Canto sideral, del poeta aymara José Luís Ayala, publicado en 1984. En Wiñay wankana, un libro experimental dirigido al Apu Qullana creador del universo, cada uno de los versos está separado del otro por un corte y tiene una numeración a la izquierda y otra a la derecha.  En la contratapa hay  indicaciones de cómo leer un libro donde  el lector es el verdadero poeta, porque en él  está la posibilidad de actualizar las múltiples  permutaciones que  el texto posibilita. Es decir, se trata de una continuación de los experimentos   deVida perpetua,  a cuyo Dodecaedrohay referencia directa en  el verso 35 “Transparencia suma dodecaedro cristal de cuarzo” y  en el  40 “Así tú eres yo El es nosotros ellos son tú o yo”. Además, la dedicatoria escrita a mano por José Luís Ayala,   dice literalmente “a Mi hermano Juan Ramírez, este homenaje a su vida perpetua a través del uso de la palabra y la amistad de su cholo”. Las grandes soledades creativas pueden ser acompañadas.  

            Aparte de la hegemonía de la marginalidad traída por el postmodernismo,  otros elementos importantes en este largo periodo  son la guerra civil y sus estragos en la sociedad indígena, la discusión a los quinientos años de ilegal invasión  europea, la caída del bloque soviético y   una larga década dictatorial. En todo este periodo lo que se ve es un repliegue de la izquierda  al campo de la utopía democrática, el fracaso de las posibilidades liberadoras del proyecto posmodernista,  la laqla[15]articulación del pensamiento neoliberal -con una serie de significantes vacíos que encierran  articulaciones efectistas, de espectáculo, y esclavas de la  poética de lo huachafo[16]-, y la  paciente emergencia de las articulaciones  culturales  y políticas indígenas que  ponen en cuestión la idea misma de la vanguardia de la ciudad letrada.  

            Publicado en  1996 por Arteidea Editores,  Las armas molidas, es el libro más  innovador de Juan Ramírez Ruiz.  Alejado del verso épico narrativo de UPDVPLR, y de la espacialidad espontánea de Vida Perpetua, los poemas  de Las armas molidasson en versos de metro corto y divididos en estrofas.  Pero esta aparente vuelta a una versística tradicional acusa  inmediatamente el uso de numeración por sección, estrofa y fragmento, citas en verso, titulación  a mitad o final del poema con  concatenacion temática en todo el libro,    pies de página  en verso, y desarrollos visuales y teóricos en las márgenes superiores, que en realidad parecen  ser la fuente del referente mitológico andino amazónico  de Las armas molidas.  Es decir, hay varios registros espaciales y numéricos  funcionando al mismo tiempo que el desarrollo  del canto central: un corpus de poemas divididos en tres partes. Intentaré un breve comentario a los cantos centrales.

            En el título y prólogo de Las armas molidasse presentan siete andigramas que son “signos y símbolos de los diversos sistemas escriturales labrados por el hombre”. Estos referentes escriturales andinos que prologan  Las armas molidas  hasta el número cinco y van por la margen superior del texto poético hasta el andigrama 10. Son huellas de una escritura hanan, pertenecientes a varios “libros” o  símbolos presentes  en la iconografía  andina. Así tenemos el andigrama 0) Matriz, 1) Pallar, 2)Huaco, 3)Tocapu, 4)Pallar, 5)Tocapu,6)Quipu, 7) Chimpu, 8) Yupana, 9)Unco, 10)Aríbalo. Salvo el andigrama matriz,  todos los demás son  símbolos visuales rastreables en  ceramios, tejidos, y dibujos de los cronistas indígenas. Sobre estas bases Juan Ramírez Ruiz elabora la escritura alfagramática o hanan que  él mismo intenta explicar  en el índice tres para luego  escribir el epílogo con un  nuevo sistema escritural que ha plasmado el embrión inicial de Vida perpetua.

            En la primera parte del canto central, que empieza  debajo del andigrama quipu[17]la voz poética  empieza a indagar por el hombre de las armas molidas, preguntando  “a quién pertenece esta huella que gotea/ en valles y pistas…. A quién pertenece/la voz que reside en cada cuerpo/ y se hospeda  entre los astros” para constestar enseguida “de quien sino del hombre que vestido/ con camisa blanca/…/viene semilla de un torrente de raices/ o ramillete de núcleos” y también  “oyendo que-la su mente trina y que en-de ese trino/ la especie pende –ese hombre el trino conduce”. Luego continúa  “entre mundos el esqueleto abandona el cuerpo/y parte al designio malogrado/ con, bajo los focos encendidos con basura…”. La corporalidad corporal del inicio de  UPDVPLR  se ha trasformado en una corporalidad espiritual que, premunida del estilo aprendido en Vida perpetua,  emprende un largo viaje fundacional por la historia del gran sur. En este viaje la voz  poética habla en primera persona pero refractada en el hombre de armas molidas y las varias formas del golondrino que incluyen yanaconas, aparceros, mitayos y toda suerte de marginales, hasta africanos y  papuanos. 

            Si el  yo poético y el hombre de las armas molidas  proveen resolución poética  a la marginalidad del golondrino,  ambos se encuentran con Juanrra que “enlaza paisajes a la intuición recibida/ y recoge distancias/ como si fueran diminutas florecillas”.  Toda esta polifonía del yo poético retrata un transcurso fundacional desde “cuando yo no tenía huesos/ polvo de estrellas regado en los solares” hasta  varias etapas en que se hacen  bellas alusiones  poéticas de los pueblos indígenas antiguos del gran sur: el p. Mochica, p. Tiwanaku, p. Wari, p. Lupaqa, p. Qollana, etc. como si   fueran depositarios de una cosmogonía a la cual se alude como descubriendo un  conocimiento anteriormente evidente. Así,  el discurrir del hombre de armas molidas es para reparar  este olvido fundacional pero articulando por primera vez lo que aparentemente se ha olvidado: la espiritualidad  de los pueblos indígenas que son presentados como plenitud poética.Con  esplendor hanan que no requiere validarse frente a sujetos hegemónicos alimentados por la alteridad o inversión colonial, aquel proceso por el cual lo propio de un lugar originario se llega a percibir como extraño, mientras que lo extraño pasa a ser central.

            Si en Vida perpetuala alusión mitológica era vaga, en  el primer canto de Las armas molidasla búsqueda va por  el camino apropiado. Pero cosmogonía fundacional indígena no es exenta de la travesía del: “guerrero de un combate más antiguo/ que el oleaje de los mares- eslabonado/ a los cadáveres recientes- hablo con estrépitos/ y brillos/ que salen aullando como bestias cercenadas/”, porque “el arenal es diminuto- no se puede ay con él/ contar a los caídos” y “escuadras de muchachos-hace una semana- partieron/ uno- tras otro- vuelven/ y ninguno ya es un muchacho!”. 

            Si en un momento anterior el poeta había hecho referencia a diversos pueblos fundacionales,  su resistencia a la colonia lo lleva a nombrar a una serie de nombres venerables de pueblos y líderes  guerreros indígenas de los Andes, la Amazonía e incluso la Costa. Aquí resaltan  nombres que no han sido registrados en la historia oficial, ya que no es posible reconocer de inmediato a gente venerable mas allá que  Bartolina  Sisa, Juan Choqne, Tupaq Katari, Cahuide, y  Juan Santos Atahualpa. Todos parte  de “millones de  golondrinos y mártires” que “ cómo- dónde nombro a cada uno de ellos!/hasta las briznas son pocas:  no se puede/ ay con ellas contar a todos los caídos”.

            Algo que llama la atención es la ausencia de Tupac Amaru y Wamán Poma.  La diferencia con Wamán Poma me la explicó Juan   en torno a la aceptación por el cronista y poeta de la escritura colonial y el rechazo  radical y corporal   del invasor por el hampeq Juan Choqne. Esta conversación  en torno a dos icónicos líderes de resistencia  anticolonial, traza para mí: 1) la disyuntiva de si la lucha anticolonial debió ser radical (Choqne) o mediada (Wamán Poma); y  2) la pregunta sobre los límites de la radicalidad y marginalidad absoluta. Algo que el poeta trata de resolver en las Las armas molidasy la escritura hanan, pero que  lo llevan a un final trágico en la vida real.

            Volviendo al tema, en Las armas molidashay un rechazo radical a nombrar  a los criminales “Que ciudad no fue nombrada por criminales/ que lar-qué pueblo- que comunidad-/porque entonces nombraré yo a los asesinos- por qué./ Llévate –silencio; esa turbia legión/ pues aquí nunca habrá letra para el nombre abominable”. Un acto que ubica el nombre del crimen y sus agentes en el campo de la alteridad absoluta – lo no nombrado- y a la vez pone de pie la inversión colonial por la cual los pueblos originarios han sido considerados como el “otro” desde los espacios  articulados por el país oficial.     En este contexto,  enfrentando no sólo el terror psicológico sino la forma como este confunde y paraliza, cabe notar la sección Encuentro con el Terroren la cual el poeta reduce el poder ambiguo, fascinante, y paralizador del terror, al nombrarlo como un dialogante “tú” cualquiera.  A una breve descripción de los embates del terror a la voz poética, que cuenta con el caudal de pueblos y gentes venerables, da una sentencia breve “te conozco, a ti te conozco terror/ tu ya no puedes mi mente columpiar”.  Con lo cual el poeta nos dice que la claridad, difícil, valiente,  del espíritu es   conjuro contra la poética de la muerte  como metáfora y realidad central en momentos de escritura de Las armas molidas. Porque además, su travesía debe dibujar una visión “mirando uno por uno los puentes del Rimac/ vi los monumentos del Perú arrebañados-/ y luego me vi a mi mismo volver transfigurado/ tras una excursión a las cumbres ultralimpias”. Aquellas que están de este lado de la estética del terror.

            En la segunda parte del canto central, que empieza mientras la margen superior del libro desarrolla el silabario de la escritura hanan,  un día y un poeta, cruzan juntos  la semilla del Perú. Es cuando  “el poeta limpia los materiales/ que el día trabaja/ y el día con ellos deja la melodía/ que nunca en ninguna semilla falta”. Cumplido el ritual de  presentar su visión en uno o varios poemas que abren cada estación del largo viaje iniciado en un UNDVPLR,  el poeta acentúa  la alusión a los  pueblos venerables  de la primera parte para dar una  descripción poética de pueblos indígenas que, salvo el quechua y el aymara, son casi todos amazónicos.  Muchos de estos  ya extintos o  en proceso de extinción. Pero si bien  en cada poema hay datos históricos usados con gran  fuerza “20 eran los  Atsahuaca en 1914--/ Y ninguno en 1975”, no estamos frente a descripciones  ni etnológicas ni antropopoéticas de estos pueblos: mas bien, como rechazando su otrificación ,   la voz poética habla en primera persona desde el espíritu de esos pueblos, mientras contrapone a su extinción el poder curativo del chaman que  simboliza su unidad  curativa “Ya sin lagrimas que caían en la mente/Alejandro Guatemala/abraza a Julia paraguay/ y llegan a casa de don Ramón shipibo… aquí en los Olivos-las Palmeras y el Naranjal”. En todo esto hay una reiterada alusión a un horizonte de claridad  en donde debe plasmarse  la llegada curativa buscada en el libro cholo, zambo, shipibo,  la escritura ashaninka, la visión  aguaruna, el ideal conibo y la visión cocama cocamilla  que deben estar alertas mientras “disparan contra nosotros”, porque “quedarán los poetas cuando toda la materia imanta/  por para irradiar a/ con la unidad extraviada”.

            Si en  las dos primeras partes la alusión a los pueblos originarios remite a un pasado de resistencia y sabiduría, la  tercera parte se centra en la concreción  actual, de testimonio, de la guerra interna.  El camino se desplaza de la Amazonía a los Andes. Si el terror conocido por el poeta no columpia su mente, este debe dar todavía  testimonio descarnado de la violencia contra la población  andina: “Aquí en este suelo están los testigos…/todos muertos/ menos uno: yo que no puedo callar…”

            La tercera sección de Las armas molidases uno de los testimonios más desgarradores y profundos de la violencia  racista e impune contra la población  andina e indígena, mayormente quehcuahablante, desatada por la guerra civil. Ahí, asumiendo un yo colectivo, el poeta, presente en cada acto de barbarie, da cuenta con nombre propio de los  desaparecidos, torturados, muertos y no hallados.  Y cada acto de crueldad y violencia  es presentado como  un total desorden cósmico “No está José Agosi-/ y los jardines como nubes viajan contra el cielo”, porque “el apagón pasa/ el apagón pasa con todas las montañas empujadas/ el viento corre como patíbulo nómade/ balan los edificios como corderos desolados”. Esta alusión constate a la  destrucción corporal y cósmica,  que “a cada rato veo cuerpos vivos por última vez” no oculta, sin embargo a los agentes de la barbarie. No los nombra, pero deja claro que en “calles amontonadas como basura del pensamiento/…./ nunca jamás  vosotros serán un rumbo”.  Los nombrados son algunos de las 69 mil victimas de la guerra: Jesús Oropesa, Toribia Flores de Cutipa, Manuel Riego,  Jesús Alberto Páez,  gente del Meridiano Uchuraqay, de tanta otra masacre,  y “el niño Boris  Yuncayo (9):/el iba a comprar azúcar por las noches-/fue apresado y desapareció (desapareció)”. Los recursos usados por el poeta para ilustrar lo descarnado de la guerra remiten a un nivel de profundidad y sentimiento sólo logrado por la otra intensidad del huayno ayacuchano y la forma como este va variando las reglas de la lírica tradicional para  dar una versión de los hechos que  muchas veces es  diametralmente opuesta a lo dicho en  el Perú oficial: “vacaytaqa makankutaq/ radioytaqa suwankutaq/ conchatumadre niwankutaq/ viva la patria  niwankutaq”[18]canta Manuelcha Prado en una de sus entregas primigenias. Pero si la poesía  de Juan Ramírez Ruiz comparte la misma zona de intensidad, dolor y denuncia que el huayno testimonial, ella no acusa  la influencia del realismo socialista  y la alusión política en  servicio a un determinado partido.  Desde niveles  abstractos hasta  mundanos, los recursos de Juan Ramírez Ruiz pertenecen  a un lenguaje  con reglas y recursos propios. Siguen un rumbo. El camino a Hanan. Un horizonte  donde priman las armas molidas de la guerra y del lenguaje. Si el poeta nos ha llevado a lo más descarnado de la violencia, en ese mismo espacio, donde el terror no columpia su mente,  no ha perdido de vista que  el tránsito más importante es el camino a una realidad libertaria y en un plano hanan, que viene de los andes, pero incluye  otras zonas del planeta. El proceso es gradual, como altomisa que debe ser tocado por un relámpago para asegurar  sabiduría y poder curativo, el poeta decanta  sabiduría y humanidad del espacio de  la muerte y  al final de la tercera parte nos muestra el  lugar al cual nos conduce, héroe mito poético, el hombre de las armas molidas “los gorriones y los ficus y los cerros…/ellos siempre irán con nosotros/cuando vayamos a Hanan,/ cuando vayamos a las armas molidas/ nada útil quedará/ en las casas que tendrán que derribarse”. Una de esas casas es la escritura alfabética. Así se va marcando el final del canto central. Pero  aun estamos en  un largo camino  por recorrer. 

            A continuación  se encuentran tres  índices. En el  primer índice, escrito en  minúsculas, se registran los títulos que van  en la margen inferior de la página. Estos nombran grandes unidades temáticas que en el texto habían sido numeradas, subnumeradas,  anotadas en citas poéticas, y  segmentadas con títulos transversales a la margen izquierda de  las estrofas. Los títulos de la margen izquierda dan  pie al índice dos,  escrito en mayúsculas.  La aparición de una secuencia de poemas  sobre el hombre de armas molidas en secuencias intercaladas en el texto podría ser también vista como una arte poética de cimiento. Pero es acaso lo planteado en la margen superior de la página, que  da pie al índice tres,  donde reside la propuesta más radical de Las armas molidas: la escritura hanan. 

 Las relaciones espaciales de las márgenes  con el canto central deben ser materia de mayor estudio.  ¿Hay, por ejemplo, como sostiene Tulio Mora, una relación hanan-urin entre la margen superior y el canto central? ¿Tal ves se trata de una relación hanan-urin entre el índice tres y el índice uno? ¿O es que el índice tres  podría ser hanan y  urin estaría conformado por el canto central mas  el índice uno y dos?     

            Sea como sea,  la clave   está en el índice tres, que explica la márgen superior del libro, o la huella de la escritura hanan. Este índice, más la traducción al alfabeto latino de  LAS EXCURSIONES   (escritas en escritura alfagramática)  requiere de estudios posteriores, toda vez que lo que Juan Ramírez Ruiz nos da en esta sección son apenas  apuntes que   piensa desarrollar en otra parte. La primera sección explica los andigramas, o signos de las culturas antiguas presentados al inicio de Las armas molidas. De la página 19 a la 21 explica la huella del canto, es decir el ordenamiento que rige el canto central a partir de la margen superior.   Hay  dos flujos. El flujo horizontal  presenta las dimensiones uku (mundo subterráneo), kay (mundo actual) y hanan (mundo o dimensión superior), todas estas dimensiones coexisten y se integran a cada momento  y nos es, como podría pensarse, que   hanan sea de exclusiva característica  utópica. En el flujo vertical  urin expresa el mundo real actual en todas sus manifestaciones, y hanan expresa la culminación o energía suprema de lo dado en uku.  La pregunta, para el poeta, es en qué escritura podría expresarse  la dimensión hanan. De la pagina  21   a la 23, el poeta, que ha estado buscando un signario propicio para hanan, descubre luego de observar el dibujo del cosmos  de Pachacuti Yanqui, una matriz arquisimbólica que  contiene  los diversos símbolos y signarios que el poeta había explorando parcialmente. Por un proceso que aun no me queda claro,  esta matriz tretasimbólica le permite, de la pagina 23 a la 28, desarrollar  un alfagrama propicio para la escritura hanan. Este alfagrama, o sistema visual de la lengua hanan, que por el momento tiene una correspondencia  deliberada y transitoria con el alfabeto latino,  tiene la ventaja de  presentificar, es decir presentar fácticamente sustancias y significados multidimensionales, de tal modo que cada “letra” es a la vez un símbolo arquetípico, una nota musical,  una dirección geométrica,  y un color. Esto  ayudaría a los pueblos nativos desarrollar fonemas y grafemas exclusivos de cada lengua. Con lo cual se hace mas claro que un ceramio o un pallar Mochica es tan libro como el  posible alfagrama  Shipibo o Esse Eja.

            Al proponer una nueva escritura el poeta ha  cubierto una etapa  de una larga trayectoria  iniciada con UPDVPLR  respondiendo al ímpetu de ruptura inicial. Pero este  es  sólo un momento mas, porque  al final de Las armas molidasJuan Ramírez Ruiz, continuando su viaje mito poético, aboga  por  Exursiones, Enegramas y Comodromos para “seguir escuchando al silencio y explorando y labrando los alimentos  del ser y el saber”.

            Pero Juan  escuchó otro tipo de silencio desde la publicación de Las armas molidashasta su partida  trágica y definitiva a territorios  Hanan  en la Panamericana Norte.  Dura la soledad del poeta, y difícil  entender sus últimos días en la mayor miseria. En otro ámbito, también indígena, el maestro  Javier Castellanos,  cuenta en  Cantares de los vientos primerizos escrito en Zapoteco, de cómo la heredera de la tradición espiritual del pueblo Zapoteco  debe vivir en la extrema pobreza pese a los esfuerzos de su marido que es  traductor etnográfico al español. Algo de eso también se puede ver en el ciclo de Huarochirí, donde el creador cultural, Kuniraya Wiracocha anda en andrajos y es rechazado por Chawpiñamka.  Todo esto apunta a los límites y fuente creativa de la marginalidad absoluta, pero no quiere decir que la miseria es moralmente imperativa. Otras artes poéticas cumplidas a cabalidad son también  fructíferas. Crucial es la aprehensión profunda del lenguaje  por quienes llegan al otro lado y nos dan  señales semilla que recién aprendemos a entender en medio de un duelo colectivo por  nuestro guía y hermano  Capaq Apo Juan Ramírez Ruiz.

 

Ruterford

William Carlos Williamspa llaqtaqmpi

9 de diciembre 2008

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1]Un estudio inconcluso sobre la poética del espacio en los nombres de lugares  en Yucay, que vengo trabajando desde 1980  apunta a la misma dirección.   

[2]Que refiriéndose a Juan habría dicho “no tuvo miedo/ y no regresó de la locura”

[3] En Vidaperpetualorefrescantede laevocación míticaes que no remite  solamente a las paqarinas comunes de occidente: los ready mades griegos y  bíblicos.. Aquí,  ya prepara el camino a la cosmogonía indígena presentada en Las armas molidas

[4] “Los poemas integrales son un mundo abierto al iniciarse, y abiertos hasta el último verso, no concluyen nunca” Dice Juan Ramírez Ruiz en  UPDVPLRpp. 116

[5] Un estudio importante para entender las vanguardias  políticas y literarias en  lo 70 y los 80  sería sobre la relacion entre  revolución, arte y  estructuralismo.  Lo curioso es que pese  a buscar permanencias sistémicas, el estructuralismo y sus derivados  permiten apoyar  la idea del cambio radical en la esfera del lenguaje y la cultura.  Pero acabado el horizonte útopico de las vanguardias, gracias también al deconstruccionismo,  el próximo paso ha sido  el plano indígena,  que ya para la publicación de Las armas molidas estaba tocando sus límites. 

[6] UPDVPLR Pag. 112.

[7] Vida perpetua, página 154

[8] Vida perpetuapágina 173

[9] Reproducimos los textos con mayúsculas tal como fueron titulados por el autor.

[10] Junto a estos dos libros  En los extramuros del mundode Enrique Verástegui abre  una nueva etapa en     la poesía peruana.

[11] En adelante MDDIPR.

[12]  En adelante TLDDUERDDMYA

[13] Tanto UPDVPLR  comoPOESIA INTEGRAL son presentados por el autor como parte de textos más amplios. Queda como tarea de los estudios Ramirezereanos encontrar y publicar esos textos y  posteriores libros del autor. También, la urgente re edicion de su obra publicada debe ser acompañada por textos suyos en el internet.

[14]Ahí se abre una corriente de lectura utopista de los andes cuyo resultado es “el mesianismo”, “buscando un Inca”,  “la utopía arcaica” y “el perro del hortelano”: esfuerzos  presentados como intentos de comprender las culturas de los Andes y la  Amazonía pero escondiendo  una violenta negación de la humanidad de su gente.  

[15] Charlatana y superficial.

[16] Como el peruanismo más apropiado del momento  lo huachafo  o estética  cercana al kitch, marca  las poéticas oficiales. Desde los “serios” esfuerzos de teorización neoliberal, hasta los abiertos anclajes grotescos del discurso político official, sobre todo en momentos  que el poder es propenso al histrionismo.  Una vez cerrados los dicursos alernativos y radicales, lo huachafo es la estética de más exito. Casi una pasión por la precariedad de la verdad, las palabras y la vida.  Con lo huachafo ciertos aspectos del mal se carnavalizan para hacerse aceptables. Pero su estridentismo  y horror vacui  no logran esconder del todo los grandes vacíos que lo motivan. Para ver una relación más cercana entre lo huachafo y el poder ver Magic of the statede Michael Taussig, quien ya antes nos había ilustrado sobre la estética del terror.

[17]Que comunmente se piensa como sistema escritural andino.

[18] Huayno del conocido compositor Carlos Falconí.

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